Paraguay: Declaración Política VI Congreso Nacional de CONAMURI

Lunes 27 de Marzo de 2012

CONAMURILas 350 delegadas departamentales, en compañía de nuestros hijos e hijas, convocadas para participar y aportar en el 6º Congreso de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), nos reunimos los días 24 al 26 de marzo de 2012, en Asunción, para evaluar el proceso actual de poco más de dos años y para proyectar el devenir de la organización.

Atendiendo a la coyuntura actual, expresada en la preocupación de los once departamentos presentes en este encuentro y en las denuncias reiteradas a razón de la ineficiencia del Estado en el momento de dar respuestas concretas a nuestros reclamos, como en los casos de violencia contra las mujeres; el incumplimiento de las normativas ambientales; la situación de emergencia por causa de la prolongada sequía y la pérdida de nuestras semillas y biodiversidad; el conflicto por la tierra y la lucha por la  recuperación de tierras mal habidas; la precariedad de los servicios públicos básicos en las comunidades y asentamientos, entre otros males; las congresistas hemos debatido hasta el punto de lograr la convergencia en las resoluciones en este espacio, esperanzadas en que la organización de la clase empobrecida actúe como un eficaz conducto por donde circulen nuestras demandas y solicitudes hasta llegar a un punto de satisfacción.

Por lo tanto:

DECLARAMOS

1. La necesidad de respeto hacia las mujeres, el reconocimiento de su dignidad como ser humano y su aporte milenario en la agricultura y el patrimonio moral, económico y cultural de nuestros pueblos. Exigimos a las autoridades acciones efectivas que conlleven al fin de la violencia hacia las mujeres y proponemos la participación activa de las compañeras en los diferentes talleres de formación, en el marco de la Campaña “¡Basta de violencia hacia las mujeres del campo!”

2. La participación del sector femenino es vital para la construcción y el fortalecimiento del proceso democrático y por esa razón, consideramos que se deben crear instrumentos reales y firmes que aseguren la inclusión de las campesinas y las indígenas en la toma de decisiones para modificar el rumbo del país, condenando, a la vez, los mecanismos de seudo-participación que empañan el verdadero protagonismo de las mujeres.

3. Exigir la aplicación de las leyes ambientales para garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria. Creemos que es imprescindible que se apliquen sanciones más severas a los sectores productivos que defienden el lucro antes que la vida, utilizando indiscriminadamente los agrotóxicos, responsables de los padecimientos del campesinado y de las naciones indígenas, además de atentar gravemente contra la biodiversidad. Reivindicamos la producción sana, la valoración de nuestras semillas nativas y criollas y repudiamos la buena recepción de algunos sectores del Estado ante el ingreso ilegal de las semillas transgénicas.

Esperamos también del Estado, a través de la iniciativa unilateral o consensuada, la creación de instancias de diálogo y la proyección de acciones conjuntas urgentes con las instituciones públicas que deben resguardar el cumplimiento de las leyes ambientales, lo cual permitirá el mantenimiento de nuestros bienes naturales que se están exterminando a pasos gigantescos como resultado de la agricultura mecanizada y los agronegocios, grandes consumidores de tierra, agua, bosques y la biodiversidad en general, que solamente velan por intereses lucrativos sin medir las consecuencias detectadas en la salud de las personas y en la calidad de vida de las comunidades, provocando un perjuicio extremo al futuro inmediato, amenazando incluso la supervivencia en el planeta.

Así también, exigimos que se dé seguimiento a las propuestas legislativas presentadas por los movimientos sociales al Congreso Nacional y que continúan esperando resolución favorable para su regulación, como la ley de semillas, la ley del maíz, la del impuesto a la soja y otros rubros de agroexportación, la que implementa la propiedad asociativa, la seguridad y soberanía alimentaria, entre otras propuestas realizadas desde las bases y que apuntan a un mayor acceso a los derechos campesinos e indígenas y, por ende, a una mayor justicia social.

Ante este sistema genocida, proponemos como alternativa la producción agroecológica, impulsando las ferias y el intercambio departamental de semillas, para garantizar la diversidad.

4. Convocar a la reflexión sobre nuestra cultura campesina e indígena que se está perdiendo lentamente por el avance desmedido del consumismo, sobre todo entre los y las jóvenes. Planteamos realizar acciones en donde se incentive el placer hacia nuestra música y danza folclóricas y la cultura alimentaria autóctona, valorando el patrimonio cultural auténtico a través de la poesía, el teatro y otras manifestaciones artísticas de nuestros pueblos.

5. La demanda de gestionar a través de las instituciones del Estado,  nuevos mercados para las artesanías y el trabajo de producción en general realizado por las mujeres indígenas y campesinas, creando mecanismos de relacionamiento y estrategias de comercio justo y solidario que permitan generar mayores ingresos a las familias y el reconocimiento al aporte de las mujeres en la economía doméstica y la agricultura familiar.

6. La situación de precariedad y abandono en que se encuentran las mujeres indígenas, excluidas de todo programa de asistencia integral por parte del Estado, lo cual nos obliga a proyectar acciones específicas de cara a esta realidad, a través de la movilización de los pueblos indígenas, con la solidaridad de las comunidades campesinas para acompañar estos procesos. La emergencia permanente generada por la deforestación y el exterminio de su hábitat y lecho ancestral por acción directa e indirecta de los agroexportadores está provocando en las poblaciones indígenas catástrofes nunca antes medidas por los parámetros de la tolerancia humana.

7. La formación de consciencia de las bases campesinas e indígenas deben incluir un programa que permita capacitar profesionalmente a los y las jóvenes de escasos recursos mediante la entrega de becas estudiantiles por parte del Estado, en un marco de educación liberadora e inclusiva, con un énfasis orientado hacia lo social y lo comunitario y creando ciudadanos y ciudadanas capaces de leer la realidad bajo la luz de la crítica social.

8. En ese sentido, manifestamos también nuestra preocupación de que los medios empresariales de comunicación divulguen un lado de las noticias que no siempre es el verdadero o el más objetivo, pues en su gran mayoría responden a intereses de la clase dominante, con especial especulación y mala fe hacia los movimientos campesinos e indígenas, discriminando y criminalizando la protesta social, promoviendo el odio entre los miembros de la propia clase trabajadora bajo argumentaciones mentirosas y acusaciones que no siempre tienen asidero en la realidad.

9. Finalmente, declaramos apoyar decididamente la lucha por la recuperación de tierras mal habidas o mal adjudicadas, en un contexto en que el conflicto se encuentra envuelto en ambigüedades y contradicciones difíciles de deliberar, pero sin que esto incida negativamente en la fundamental importancia que encierra la soberanía territorial y la reivindicación de la lucha por la tierra, ya que la mala distribución que de ella se hizo desde tiempos históricos es todavía hoy fuente de las mayores injusticias y la corrupción más oprobiosa que se tienen en el país. 

Todo esto fue deliberado minuciosamente y presentado por las delegadas departamentales como conclusión del Congreso, en cuyo espíritu se sintió muy de cerca la necesidad de que las mujeres se apropien de los espacios de decisión política. Ya no es tiempo de contemplaciones sino de transferir con carácter y coraje las riendas del destino y buscar, a través de propias manos, hacer uso de los mecanismos políticos con que se cuentan en condiciones de democracia y participación cívica y ciudadana. No permitir más atropellos ni vasallaje, sino mirar hacia el frente y caminar con entera resolución hacia los verdaderos cambios que se esperan en el país, ampliando los horizontes y abarcando desde el desarrollo comunitario hasta la liberación de toda la clase trabajadora en el panorama internacional. El feminismo campesino en resistencia y en movilización comienza así, aportando su grano de arena para la transformación social que todas y todos anhelamos.           

 “En defensa de la vida, la soberanía y por el fin de la violencia hacia las mujeres”“Ñañangareko tekovére, teko sa’ỹre opa haĝua ñemboharái kuñáre».

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