Tareas productivas y agrícolas de la Región Caribe

República Dominicana

Pese a la situación de abandono y la falta de políticas públicas a favor de incentivar y apoyar al campesinado dominicano de cara a garantizar seguridad, soberanía alimentaria y nutricional en medio de esta pandemia mundial por parte del gobierno dominicano, los aportes de los pequeños y medianos productores agropecuarios a la economía nacional siguen siendo muy importantes para garantizar el abastecimiento de los mercados en los campos y las ciudades.

En la actualidad los/as agricultores/as están pasando por una prolongada sequía que está afectando varias regiones del país, destruyendo grandes plantaciones de banano, vegetales, arroz y otros cultivos, mientras miles de pequeños y medianos productores pecuarios vieron morir también sus crianzas bovinas, porcinas, avícolas y caprinas por escasez de agua y alimentos. Problemáticas que se suman a esta pandemia disminuyendo también la mano de obra agrícola en los predios.

Las organizaciones campesinas están promoviendo e incentivando la siembra de productos de ciclo corto, de consumo masivo en las comunidades rurales y de exigencia en los mercados nacionales, principalmente en zonas con sistema de regadíos (huertos familiares entre otros). En este marco, el objetivo está en llegar alos mercados locales e intercambiar productos entre provincias de manera asociativa, disminuyendo así el intermediario.

Con la presencia del COVID-19, los intermediaros aprovechan la situación de cierre de los mercados para especular con los precios y comprar  los productos de los agricultores por debajo del coste de producción. Esta situación ha provocado que muchos productores y productoras  no tengan los recursos suficientes para preparar su tierra, adquirir la semillas e iniciar su siembra de primavera.

Las organizaciones campesinas que forman parte de la CLOC y Vía Campesina en la República Dominicana, han estado en un proceso de lucha y resistencia demandando el cese de los desalojos a los campesinos/as que no  han parado a pesar de la pandemia, además exigen al gobierno dominicano asumir un plan de emergencia agropecuaria para dar apoyo específico a pequeños y medianos productores y campesinos afectados por la  sequía de años recientes, situación empeorada tras la crisis provocada  por la pandemia de Coronavirus y  la  cuarentena, esto se realizó a través de un documento entregado al Ministerio de Agricultura, además de las  iniciativas de cadena de mercado campo-ciudad y a través del uso de redes.

Cuba

El proceso productivo en el campo cubano no se ha detenido, desde mediados de marzo y hasta la fecha se visitaron en conjunto a  la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) con el sistema de la agricultura todos los tenientes de tierra de la organización en un proceso político para sensibilizar al campesinado sobre la necesidad de incrementar las producciones y determinar los recursos mínimos indispensables que se necesitaban para lograr el incremento deseado. Se recontrató en todos los casos por renglones la siembra, producción y comercialización de la gran mayoría de los campesinos para los meses que restan del 2020.

Actualmente se trabaja en el incremento de la siembra, fundamentalmente de cultivos de ciclo corto,  policultivos, siembra en patios y parcelas de la comunidad, y se continúa impulsando el Movimiento Agroecológico de Campesino a Campesino y el uso de las prácticas agroecológicas con énfasis en la producción de abonos orgánicos  y la utilización de la tracción animal para preparar las tierras y la comercialización de las producciones.

Se trabaja en el rescate de los módulos pecuarios para el autoconsumo de las Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA) y en las fincas de los campesinos, se incrementa la cría de aves con doble propósito (huevo y carnes), se incrementa la siembra de alimento animal y se realiza levantamiento en todo el país de aquellos residuos de otras industrias que puedan servir para alimento de los animales, se elaboran piensos criollos con materias primas locales. Se estimula el ahorro y el reciclaje de los recursos, se abren centros de acopio de mercancías cercanos a las cooperativas, se incrementa la producción de semillas y se destinan por el Estado recursos de otros sectores para la producción de alimentos.

Se continúa promoviendo el autoabastecimiento local y familiar, la producción de conservas de frutas y vegetales en mini-industria, la producción de harinas de yuca y boniato para la elaboración de pan y dulces con el objetivo de sustituir la harina de trigo.

Contamos con el apoyo y el acompañamiento del Gobierno Cubano y el Partido Comunista de Cuba.   

Haití

De manera general, la crisis climática da muchos problemas en todas las regiones de Haití y afecta la intervención agrícola y pecuaria de las organizaciones que acompañan a las familias campesinas. El campesino, que su economía depende de la agricultura y el ganado se encuentra con muchas dificultades.

En la mayoría de las provincias de Haití apenas empieza a llover. Las y los campesinos están haciendo la preparación de suelos y otros están sembrando semillas como maíz, fríjoles, yuca, etc. Las actividades de pecuaria que están realizando son: cría de cabras, ovejas, cerdos, vacas y aves.

En el contexto de la pandemia están haciendo un trabajo de sensibilización para la prevención y con los pocos recursos financieros que tienen, intentan proveer algunos materiales de protección a la población con propósito de disminuir la propagación, sobre todo en el medio rural.

 

Siguen trabajando en la capacitación de las y los campesinos para que entren en la producción agrícola y pecuaria aprovechando al máximo la época de lluvia. Aconsejarlos de utilizar las semillas precoces sobre todo las hortalizas y maíz de ciclo corto. Las iniciativas en las que continúan trabajando son el aumento de parcelas colectivas dentro de las organizaciones, para promover el consumo local y facilitar respuestas a las exigencias del momento.

Las organizaciones trabajan siempre en la promoción y la sensibilización para el consumo de los productos locales y hoy en día en el contexto actual el trabajo sigue siendo el mismo, aunque el poder de compra de los consumidores  disminuye considerablemente, el precio de los productos  aumenta y la reserva de productos locales casi se agotan. La población compra lo que se encuentra en el mercado para responder a las necesidades familiares.

El COVID-19 trajo más problemas de los existentes, pero eso debe ser una oportunidad para planear mejor las respuestas sostenibles después de la pandemia, una oportunidad para fortalecer las organizaciones. En este panorama, hay que seguir practicando la agroecología para resistir contra la sequía y tener reservas necesarias para no pasar hambre. La solidaridad entre las organizaciones debe ser una respuesta sostenible frente a un estado débil que no tiene ninguna política pública para invertir y responder al fenómeno climático y alimentario.

Puerto Rico

La repuesta del Gobierno a la pandemia de COVID-19 ha sido inconsistente y represiva en el peor de los casos, colocando el mayor sacrificio en la espalda de un pueblo ya golpeado por huracanes, escasez de energía y terremotos. Mientras tanto en su intento desesperado de hacer algo, el gobierno impuso un toque de queda que muestra su falta de conciencia y respeto por los pequeños agricultores locales. La implementación del toque de queda depende de una fuerza policial represiva en Puerto Rico con múltiples investigaciones sobre  abuso de poder y un foco documentado de infección.

Ese toque de queda evita que las y los productores salgan a sus fincas o puntos de ventas, los mercados locales se cerraron cortando una fuente primaria de ingresos y agrupando aún más personas en los supermercados, convirtiéndose así en una fuente de infección.

Cómo una forma de reducir el acoso policial y evitar el tiempo en la cárcel o las multas resultantes de la implementación de las órdenes ejecutivas, la Organización Boricuá de Agricultura Ecológica utilizó certificaciones  modelos y conectó su red de agricultores para que las granjas certificadas oficialmente  (dentro de la estructura estatal) adoptaran a otros agricultores dentro de la red que utilizan métodos de intercambio más tradicionales,  que el estado se niega a reconocer, ignora o malinterpreta, un ejemplo, es la tradición del arado de bueyes.

Las y los agricultores están en el campo o en las calles, cuidando la tierra o vendiendo, intercambiando productos agrícolas todos los días de la semana. Reconociendo el mayor riesgo y la exposición de los pequeños productores Boricuá se propuso proporcionar material de protección para sus miembros (máscaras, guantes, desinfectantes).

De igual forma, se realizó talleres con el objetivo de promover la educación sobre la protección del sector agrícola frente al COVID-19. También generó una infografía educativa para compartir medidas implementadas y las estrategias sugeridas por los expertos en la salud pública, así como las medidas efectivas identificadas por los miembros. El gráfico ha sido utilizado por múltiples organizaciones, incluyendo la Vía Campesina.

Asimismo, se crearon campañas interactivas que involucran a los miembros, como «toque de siembra», un juego de palabras «toque de queda» y «toque de bomba» que establece el patrón rítmico de la música. Toque de siembra, utiliza las plataformas en línea para educar, compartir y resaltar diferentes imágenes de  trabajadores y de sus miembros.       

La tarea central en este momento: Volver al campo

Secretaría Operativa

CLOC-Vía Campesina

Introducción

El mundo está paralizado. Una pandemia antes nunca vista estremece a los pueblos y desnuda al capitalismo salvaje que privatizó los servicios públicos, un virus de clase que ataca millones de familias ricas y pobres.

El problema es de todas y todos y es urgente rescatar la solidaridad. Los gobiernos tienen que buscar salidas urgentes para detener el avance de la crisis sanitaria y crear un nuevo orden económico y social más humano con la capacidad de generar solidaridad para mitigar más el efecto fuerte de la pandemia.

En el primer frente de lucha están los médicos, enfermeras y personal de salud y la población organizada, solo allá donde se mantiene la salud comunitaria y el apoyo del sector estatal se podrán observar mejorías antes, durante y después de la pandemia.

Los elementos más dramáticos de la crisis son la disminución del comercio internacional, observamos una caída estrepitosa de los precios de materias primas, de exportación e importación, se cierran las cadenas de producción, el principal rubro afectado es el turismo, se avecina hambruna en muchos países por la cuarentena, y la falta de inversión para la producción de alimentos.

Es tiempo de pasar a nuestras tareas urgentes en medio de la cuarentena y del estado de calamidad existente, nos corresponde ahora promover la agricultura familiar campesina.

Volver al campo es una tarea urgente frente a la escasez de alimentos sanos y esto solo es posible con la promoción de la agricultura familiar campesina e indígena; un concepto que engloba todas las actividades agrícolas basadas en la familia, como la forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y pastoreo, administrada y operada por una familia y que depende del trabajo familiar.

Es urgente mejorar las infraestructuras, facilitar el acceso a servicios financieros rurales como créditos y financiación, permitir invertir en la producción agroecológica promoviendo el aumento de la productividad de la tierra y del trabajo, necesitamos ampliar la superficie de cultivos en armonía con la naturaleza.

Latinoamérica tiene una capacidad privilegiada para responder a las necesidades alimenticias de sus pueblos. Unamos los esfuerzos públicos y privados el granero americano. Esta debe ser la tarea más urgente del momento, después de mantener la disciplina frente a la pandemia de mayor contagio de la historia.

Problemas urgentes; como recuperar los servicios públicos privatizados

La privatización de los servicios básicos fue la gran propuesta de las clases dominantes y su novedad neoliberal. Al final los países de América Latina tienen sistemas de salud privados. Son negocios que jugaron con los problemas de salud de la población más pobre y nunca promovieron el acceso universal a la salud. Esta fractura es muy difícil resolver en estos momentos de pandemia.

Miles de hombres y mujeres van al desempleo y quienes aún tienen empleo, se les debe resolver sus problemas de renta mínima y protección social mientras dure el efecto post pandemia, además, debemos garantizar de estabilidad de empleo y de salario para trabajadores/as, a través de políticas, publicas que garanticen el empleo y la renta mínima de trabajadoras/es, ya sea en condiciones de formalidad o de informalidad, incluyendo la seguridad social.

Como atender el teletrabajo; en aras de garantizar la estabilidad del empleo y salario, se ha implementado el teletrabajo como respuesta a la parálisis económica. Sin embargo, en la región la mayoría de nuestros países no tienen mecanismos y está insuficientemente regulada. Es importante destacar que es fundamental que esta modalidad no precarice y flexibilice las relaciones laborales, por el contrario, debe tener como premisa la garantía del empleo en concordancia con los estándares de la OIT.

Hay problemas en la población migrante, es urgente asegurar el acceso a la información sin caer en el pánico y las noticias falsas. Es urgente la alimentación, higiene y habitación a personas en situación de riesgo y la disposición de hogares para personas mayores o con enfermedades crónicas, asegurar a todos/as materiales de higiene, distribución de kits individuales de alimentos, agua y calefacción.

Además, no caer en la violencia intrafamiliar, especialmente la violencia de género que se ven incrementados en situaciones de autoaislamiento y cuarentena. Evitar la mayor precariedad del trabajo, la disminución del ingreso y una gran presión sobre los sistemas de protección social.

La agricultura campesina e indígena versus agricultura industrial

La recuperación de una agricultura que retoma los conocimientos ancestrales antes de la revolución verde, es muy importante, debido a que es la expresión correcta de la agricultura familiar campesina e indígena, cuyo propósito es obtener alimentos saludables versus los alimentos que produce la agricultura convencional química y que destruye el ecosistema. La agroecología tiene un enfoque teórico que busca aumentar la sustentabilidad agraria desde las perspectivas ecológica, social y económica, Según la FAO, son los agricultores familiares y los pequeños agricultores locales, por sus conocimientos y sabiduría, los que poseen los instrumentos necesarios para poner en práctica la producción de alimentos sanos.

La agricultura industrial y química, en la que 75 por ciento de la tierra agrícola de todo el planeta se usa para la cría masiva de animales, principalmente para sembrar forrajes con ese uso extensivo.

Según la FAO, a nivel mundial, la expansión de la frontera agropecuaria es responsable de 70 por ciento de la deforestación, pero en países como Brasil, la expansión de la frontera agropecuaria es culpable de 80 por ciento de la deforestación.

El vínculo de la agricultura industrial y la aparición de virus a lo largo de la historia siempre va ser un tema de mucho debate y viene de las denominadas enfermedades zoonoticas.

Observamos producción animal de confinamiento, hacinada e inmunodeprimidos que permiten que el virus mute con más rapidez, además consumen antibióticos y antivirales desde que nacen hasta el matadero y después pasan al consumo humano.

Un aspecto complementario: como mostró GRAIN, el sistema alimentario agroindustrial es responsable de cerca de la mitad de los gases de efecto invernadero que producen el cambio climático, cambio que también hace que migren las especies, incluso mosquitos que también pueden trasmitir algunos virus. Especialmente la cría intensiva de animales es responsable de la mayor parte de esas emisiones (GRAIN, 2017).

La búsqueda de una vacuna no es la solución total de la pandemia es necesario analizar las causas debido a que estas perpetuán el problema, debido a que se gestan otras cepas muy peligrosas.

Estudios recientes indican que es la producción campesina, indígena y de pequeña escala, incluso urbana, la que alimenta a 70 por ciento de la humanidad. Son los agronegocios los que nos dan comida basura y llena de agrotóxicos, que nos enferman y debilitan ante las pandemias, al tiempo que siguen acaparando tierras campesinas y áreas naturales (ETC Group, 2017).

Posicionamiento de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC).

Es tiempo de colocar en el centro del debate volver al campo para promover la Soberanía Alimentaria con una Reforma Agraria y producción Agroecológica.

El modelo neoliberal no logra resolver necesidades de salud ni de alimentación. En el sistema neoliberal salud se convierte en una mercancía y no hay protecciones a la vida humana y con mercados de cercanía local.

La tarea campesina es producir alimentos de manera agroecológica. La producción de alimentos no puede parar y es parte de la primera defensa. Tenemos que seguir luchando por la tierra, una reforma agraria popular e integral.

Todos necesitamos hacer del campo el mejor campo habitable, los gobiernos, la sociedad civil y toda la población debemos promover la agricultura como la actividad estratégica de interés las políticas públicas.

La FAO ha señalado que la región ha visto empeorar su seguridad alimentaria en los últimos años, y que la pandemia podrá impactar de forma especialmente severa a aquellos países que ya venían presentando una condición de inseguridad alimentaria.

Según la FAO, la región debe definir lo antes posible estrategias para el periodo post-COVID-19, que permitan retomar la senda de crecimiento sostenible e inclusivo.

Desde la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y La Vía Campesina, consideramos urgente volver al campo para mitigar los efectos de la crisis humanitaria y de extrema pobreza, nuestra acción principal es; forjar una resiliencia humana frente a los efectos durante y después de la pandemia.

Tareas para volver al campo

Es el momento de potenciar la Agricultura Familiar Campesina e Indígena. Para ello es urgente trabajar las acciones de campo y políticas públicas para reconstruir las cadenas de distribución y reactivar de los sistemas alimentarios, las tareas que debemos asumir y las que tenemos que cambiar de acuerdo a la realidad que nos muestra la pandemia sobre todo en lo relativo a la siembra de productos alimentarios, almacenamiento, procesamiento, distribución de alimentos sanos e inocuos.

1.- Crear los Comités de Abastecimiento y Distribución de Alimentos, en coordinacion con las Alcaldías y las organizaciones del movimiento social. Este proceso asegura y garantiza proveer suministros de alimentos de emergencia durante el COVID -19.

1.1.- Garantizar la cadena de suministro agroalimentario.

  • Captación de alimentos de las áreas productivas
  • Acopio, almacenamiento, transporte, procesamiento y embalaje.
  • Entrega de alimentos sin discriminación de ningún tipo.
  •  Entrega de bienes de primera necesidad

1.2.- Compra de alimentos y bienes de servicio.

  • Solicitar recursos a los gobiernos y las agencias de cooperación.
  • Compra de alimentos a los productores/as campesinos/as.
  • Los alimentos deben ser agroecológicos.
  • Suministros de agua.
  • Olla comunitaria, kioscos alimenticios, comideras populares

1.3.- Promover Mercados de Cercanía, ferias locales o itinerantes

  • Llevar alimentos a los pobladores y venderlos a precios bajos y accesibles.
  • Producción campesina sin agrotóxicos, recuperación de las experiencias ancestrales y en armonía con la naturaleza.
  • Canastas a domicilio,
  • Comisariatos en las empresas agropecuarias y las cooperativas

1.4.- Cumplir con las normativas de los sistemas de salud, promoviendo la inocuidad de los alimentos, para la seguridad sanitaria.

1.5.- Adoptar medidas para que los sistemas alimentarios sostenibles y saludables sean equitativos e inclusivos, que garanticen la alimentación saludable y el bienestar de la población, asegurando el pleno acceso a alimentos nutricionalmente adecuados e inocuos en su canasta básica.

2.- Fomentar la Agricultura Familiar Campesina e Indígena.

2.1.- En cada país debemos de garantizar el fomento al sector agropecuario mediante la aplicación de la soberanía alimentaria, asegure el autoconsumo, el mercado local, una agricultura local y de exportación una vez que resuelva el consumo de toda la población, la exportación de calidad es una tarea de segundo orden en este momento, cumplir las demandas de abastecimiento total y de materias primas en un primer orden.

2.2.- Se necesitan créditos, compartir semillas nativas, pie de cría, material de trabajo, insumos a recuperar la agricultura campesina y la que produzcan alimentos saludables, una agricultura que enfríe el planeta, esta agricultura que al volver las familias al campo mejores su condición de vida.

2.3.- Entregar tierras óptimas para la producción de alimentos.

2.4.- Suspender leyes comerciales y tratados lesivos a la producción campesina.

2.5.- Promover las compras públicas de alimentos locales, merienda escolar y huerta de patio para los sectores populares.

2.6.- Es necesario subsidios a los productores, precios de garantía para los granos básicos y mejorar los sistemas de acopio, transporte y comercialización.

2.7.- Condonar la deuda de los productores del campo agropecuario.

2.8.- Ampliar la densidad de producción de granos básicos, café, banano, hortalizas, raíces y tubérculos, además cítricos y frutales.

2.9.- En cada país fortalecer la organización campesina de primer y segundo grado, partiendo de la experiencia de campesino a campesino.

2.10.- Promover la asociatividad en las áreas de producción campesina, transformación de bienes, comercialización y prestación de servicios.

2.11.- Promover la diversificación de las fincas en los principales rubros de consume local, incluye apicultura, cría de aves, peces, granjas de vacunos, porcinos y caprinos, conejos etc.

3.- Fortalecer los centros de formación para los jóvenes agricultores para que mejoren su capacidad productiva, recuperando la producción campesina agroecológica, cosecha de agua, manejo de cultivos rápidos y granjas de ganado mayor y menor.

3.1.- Crear centros de estudios e investigación para mejorar la calidad de la producción agroecológica, medicina natural e intercambios de campesino a campesino.

3.2.- Formar en nuestros Institutos de Agroecología a los campesinos, indígenas y afrodescendientes, altamente capacitados para la transformación de los modos de producción agropecuaria, sustentada en el enfoque agroecológico, y con miras a lograr la soberanía alimentaria.

4.- Garantizar un rol más proactivo de las organizaciones de Naciones Unidas que tienen que ver con la población en general; FAO, OIT y OMS.

4.1.- Crear una plataforma con las organizaciones campesinas, indígenas, y del sector obrero; aliados ONG; gobiernos; organismos multilaterales; y la FAO para que todos y todas volvamos al campo.

Tres jóvenes de la CLOC nos cuentan por qué es necesario volver al campo y qué proponen para lograrlo

Azul Cordo

Rádio Mundo Real

En la última edición del programa radial Voz Campesina, producido entre la CLOC y Radio Mundo Real, entrevistamos a referentes jóvenes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo de Sudamérica, Centroamérica y Caribe que nos transmitieron sus experiencias personales sobre el vínculo que tienen con la producción agroecológica, cómo comenzaron a participar en la CLOC y qué luchas dan por la soberanía alimentaria en sus territorios.

Analizamos por qué la agricultura campesina y familiar es una opción económica viable para las y los jóvenes, pero también los desafíos que implica para las nuevas generaciones volver al campo.

Volver al campo es una tarea urgente frente a la escasez de alimentos sanos y esto solo es posible con la promoción de la agricultura familiar campesina e indígena”, afirman en la Secretaría Operativa de la CLOC. Desde Paraguay, en representación de la región Sudamérica, Augusto Isaac Acuña, integrante de la Secretaría de Formación y Educación de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT), dijo en Voz Campesina que volver al campo “no es solo hablar de la zona rural; la relación campo-ciudad necesita debatirse más para que haya una estrategia conjunta en este volver al campo de la juventud”.

Entre los desafíos, Acuña señaló que se debe pensar:

“a) cómo actualizar la agricultura campesina teniendo en cuenta los saberes ancestrales y el respeto al medioambiente para la producción de alimentos;

b) la problemática de la migración del campo a la ciudad;

c) difundir los aspectos ecológicos de la agricultura campesina e indígena, que le ha dado interés a los jóvenes para volver y quedarse en el campo; así como mantener la esencia de esta agricultura, sumando nuevas tecnologías y el procesamiento de productos. Es decir, no solo producir la materia prima, sino conservar los alimentos en pequeñas fábricas, que es también una opción de empleo con enfoque agroecológico”. 

El coordinador de la CLOC-Vía Campesina Paraguay, destacó los aprendizajes tomados del modelo cubano, como las minifábricas, que potencian la producción de materia prima, la conservación para el consumo a lo largo del año, y la comercialización de los productos agroecológicos en mercados locales.

Acuña destacó la formación en agroecología que brindan los Institutos Agroecológicos Latinoamericanos (IALAs), siendo él un técnico agroecológico formado por el IALA Guaraní de Paraguay y en la Escuela Florestan Fernandes del MST-Brasil. Esas experiencias fortalecieron y profundizaron los aprendizajes que tuvo en su familia que ha luchado por la tierra desde 1995 y que, mediante la organización, logró obtener tierras para producir y desarrollar proyectos como la producción de yerba mate agroecológica de OLT y CONAMURI, a pesar de que los cultivos de soja transgénica de las grandes corporaciones han destruido yerbales comunitarios. Al norte de Paraguay, otros productores han desarrollado producción y procesamiento de mandioca, sésamo, chía para aceites naturales, leche y producción familiar de conservas, postres, dulces.

En el caso de Centroamérica, Enma Elizabeth Catu Raxjal, maya kaqchikel integrante de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA), el Movimiento de Jóvenes Mayas (MOJOMAYAS), y subcoordinadora de la región Centroamérica de la Juventud de CLOC-Vía Campesina, contó que su acercamiento con la agroecología fue a través de los saberes que especialmente le transmitieron las mujeres en la familia (como su abuela y su madre) y cómo su conexión con el campo y la Madre Tierra comenzó desde algunas labores en las que participaba junto a sus abuelos y, estando en la CLOC, fue viendo “que el uso de los químicos no eran necesarios para producir alimentos”.

Catu Raxjal consideró que “recuperar la tierra” es uno de los principales desafíos en una región donde “no existen políticas que favorezcan los derechos de toda la juventud”, lo que se suma a “la falta de garantías para defender derechos campesinos e indígenas” y el cierre de fronteras que limita la seguridad alimentaria.

“El extractivismo de cementeras, mineras, hidroeléctricas nos ha dejado en esta crisis que nos impide el acceso a nuestras tierras, con proyectos que producen deslaves y derrumbes, y dejan a las tierras en tan malas condiciones que hay que recuperarlas en todo sentido. Los jóvenes no somos vulnerables, nos han vulnerado porque nos han aislado de las mejores condiciones para vivir. La juventud no es una población que tenga todavía la atención de los gobiernos y regresar al campo es un gran desafío para la juventud porque muchas veces nuestras familias no tienen tierra. Debemos recuperar las tierras desde la organización, fomentar cooperativas comunitarias, recuperar saberes ancestrales y buenas prácticas como el intercambio de semillas, dejar de aliarnos a grandes corporaciones que nos hacen producir con químicos, exigir políticas públicas como seguros -por si perdemos la producción por las fuertes tormentas, por ejemplo- o tener garantías para volver a cosechar”, dijo la referente guatemalteca.

A esto se suma la lucha contra las prácticas patriarcales y machistas que subsisten en la asignación y recuperación de tierras para las mujeres, así como la búsqueda por verdad y justicia que llevan desde CONAVIGUA por todas las víctimas del conflicto armado interno.

Lieser Inabel Ramírez, de República Dominicana, integrante de la Federación de Caficultores de la región sur (FEDECARES), de la Asociación de Jóvenes Emprendedores «Sembrando para el futuro» (ASOJESF) y responsable de la articulación de jóvenes de la CLOC-Vía Campesina Región Caribe, consideró que en este contexto de crisis “muchas empresas cerrarán sus puertas y los jóvenes volverán al campo” por lo que las articulaciones deben fortalecerse para “garantizar la alianza campo-ciudad, siendo más eficientes en nuestra producción y garantizando la distribución y comercialización”.

“Alimentamos nuestros pueblos y construimos movimiento para cambiar el mundo. Y en estos tiempos de pandemia, la juventud puede asumir un lugar super importante”, agregó el miembro de la Comisión Política CLOC-Via Campesina Caribe.

En marcha la segunda promoción del IALA mesoamericano

Marlen Sánchez

Directora del IALA Ixim Ulew

A finales del año 2019, cuando ya nos preparábamos para graduar la I Cohorte de jóvenes egresados del IALA Ixim Ulew junto a las organizaciones de la CLOC/VC en la región Centroamérica, convocamos una II cohorte que estaría llegando durante los primeros meses del año 2020. Sin embargo, debido a la situación mundial actual se vio retrasada un poco.

En nuestro Instituto de Agroecología, al igual que en el resto de los procesos formativos en agroecología de la CLOC/La Vía Campesina,  nuestro modelo de estudio es la Alternancia: Tiempo Escuela-Tiempo Comunidad, lo cual nos permite orientar un proceso formativo desde la sede principal; pero a la vez desarrollamos un proceso organizativo y de práctica social en sus territorios. Esto significa que nuestra modalidad de estudio también es el acompañamiento mismo tanto de las organizaciones de base, como del Colectivo Pedagógico del IALA el cual a distancia, da seguimiento al tiempo comunidad de cada educando y educanda.

Dado que la pandemia de COVID-19 que vivimos actualmente, no nos ha permitido continuar con los Tiempos-Escuela debido a las medidas de bioseguridad que los países empezaron a implementar , entre ellas el cierre de fronteras y la inmovilidad del transporte terrestre y aéreo internacional, nos desafiamos a desarrollar sesiones formativas de modo virtual a través de la Plataforma Zoom en la cual contamos ya con cuenta propia para interactuar.

Tomando en cuenta que la situación del COVID-19, es de largo plazo, valoramos la necesidad de acelerar la propuesta de una estrategia de educación a distancia que nos permita continuar con los procesos formativos; y es así que estamos impulsando la formación virtual con la plataforma Moodle, la cual es una herramienta más completa y con fines educativos.

El IALA Ixim Ulew, en su modo virtual inició en Abril 15 de este año 2020, desarrollando el programa de estudio enfocado al Sector Agro y Forestal, con el pensum de la carrera Técnico Medio Agropecuario con enfoque en Agroecología. El programa modular de esta especialidad corresponde a 26 módulos formativos que corresponden a la preparación de la juventud en temas agropecuarios: Semillas, Suelos, Cultivos, Ganadería Mayor y Menor, pero también temas de Elaboración de Planes de Producción, Administración Agropecuaria y otros módulos transversales. 

El IALA Ixim Ulew actualmente se encuentra acreditado por el Tecnológico Nacional, lo cual garantiza la validez de los títulos que son extendidos en el resto de los países. El programa de estudio tiene una duración de dos años y la II Cohorte que actualmente estudia finalizará a finales de Noviembre 2021.

El IALA Ixim Ulew cuenta con un Colectivo Pedagógico  integrado por compañeros y compañeras de las organizaciones campesinas articuladas a la CLOC/LVC, pero además es acompañado y consensuado en su modalidad de estudio y revisión de currícula por la Comisión Política Pedagógica-CPP de la Región Centroamérica, la cual también es responsable del acompañamiento de sus participantes en cada país. El equipo docente es un colectivo intergeneracional con amplia experiencia formativa en las bases y de niveles académicos promoviendo en cada sesión la educación popular.

Actualmente tenemos una matrícula de 45 jóvenes de organizaciones de base del movimiento campesino que llegan de México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Panamá, República Dominicana y de Nicaragua. Además, participan jóvenes de organizaciones aliadas y colaboradoras de la lucha campesina en la región.

¡Estudio, lucha y organización con agroecología en la revolución!

“Volver al Campo nos ayudaría a recuperar nuestra autonomía”

Entrevistas con educandos/as del II Cohorte del IALA Ixim Ulew

El II Cohorte del Instituto Agroecológico Latinoamericano – IALA Ixim Ulew se aperturó en abril de este año , parte del largo proceso de formación de jóvenes militantes de las organizaciones de la CLOC-Vía Campesina y aliados.

En este artículo compartimos las experiencias de dos jóvenes que hacen parte del II Cohorte.

Arnold Ajtún, Comité de Unidad Campesina (CUC)

Arnold Josué Ajtún Fuentes de 32 años de edad, de la Aldea la Democracia, del departamento de Quetzaltenango en Guatemala, es miembro del Comité de Unidad Campesina (CUC) donde es coordinador de un grupo de jóvenes que hacen batucada. Como joven organizado aprende sobre la defensa de los derechos de las y los  campesinos,  indígenas, mujeres,  y de igual forma sobre la defensa del territorio.

Es originario de una familia campesina que se ha dedicado a la siembra de maíz, frijol y ajonjolí, actualmente es parte de una comunidad de nombre Palmeras que están en resistencia, ubicada en el departamento de Suchitepéquez.

En el 2019 le hicieron la propuesta de ir a Brasil por 6 meses a un curso de formación, el viaje fue cancelado, luego, le ofrecieron la oportunidad de participar en El Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA Ixim Ulew) que tiene sede en Nicaragua y de esa manera se convirtió en uno de los estudiantes que conforman lo que será la segunda promoción de ese instituto.

Del IALA espera poder formarse de manera distinta a como lo hacía antes, recordando que como campesino sus insumos para la producción siempre fueron químicos. Pero ahora, quiere aprender a curar la tierra, a cuidar del medio ambiente, a trabajar con abono orgánico, compartir esos conocimientos con la juventud de su comunidad, aprender a comer sano y tener una mejor  vida, llenarse más de saberes y recuperar todos los conocimientos de sus ancestros.

Para él es importante tener producción campesina porque las y los campesinos son quienes producen los granos básicos, es decir, los alimentos que consume el ser humano y se ha demostrado en esta crisis de pandemia mundial y en otras tantas que han existido. Afirma que  las y los campesinos son quienes abastecen a las grandes empresas ya que no tienen un mercado donde poder colocar su producción. “Si el campesino no existiera como harían  los empresarios para obtener el producto que usan para su negocio, no cabe duda que  si como campesinxs nos uniéramos para hacer una soberanía alimentaria cambiaría bastante el mundo,” subrayó.

Nos comparte que el planteamiento de la CLOC-Vía Campesina de “Volver al Campo” es muy interesante porque el campesino ya cuenta con la tierra para cultivarla y ser sustentable, “solo nos queda, tener actitud para re-enamorarnos del campo y continuar produciendo para seguir alimentando al mundo, de retornar a las prácticas de nuestros padres y nuestros abuelos, quienes a parte de producir su comida, vivian sanos y por muchos años,” puntualizó.

Sandra Isabel Aguilar, Organización Proletaria Emiliano Zapata (OPEZ), México

Sandra Isabel Aguilar, es de México, del Estado de Chiapas y pertenece a la Organización Proletaria Emiliano Zapata (OPEZ) del Frente de Organizaciones Sociales Independientes de Chiapas, que, a su vez, está dentro de la Red de Escuelas Campesinas Chiapas, aliada de la CLOC-Vía Campesina. En la organización lleva militando más de cuatro años donde se ha dedicado a coordinar la Región Centro, desarrollando talleres  de sensibilización sobre educación popular.

Sandra proviene de una familia campesina donde produce sus propios alimentos como hortalizas, café, maíz, frijol, frutales. Ella nos comparte que antes de hacer cualquier tipo de siembra procuran alimentar la tierra a través de las compostas y otras prácticas, luego proceden a la siembra y después se encargan del cuido para tener un buen producto.

Se enteró del Instituto Agroecológico Latinoamericano – IALA Ixim Ulew por medio de la Red de Escuelas Campesinas Técnicas y decidió ser parte de este nuevo grupo por varias razones, especialmente para aprender nuevas técnicas de producción y con este nuevo aprendizaje ayudar a concientizar a más personas para curar a la Madre Tierra.

Para Laura, El planteamiento de la CLOC-Vía Campesina de “Volver al Campo” es de buena voluntad “porque eso ayudaría a recuperar nuestra autonomía no solo como campesina, sino también las plantas y animales, la madre tierra y la vida en general”.

La OPEZ como organización aliada de la CLOC-Vía campesina, considera que los nexos son cada vez más fuertes, partiendo de la participación en encuentros campesinos, talleres, seminarios, intercambios de experiencias,  para finalmente coincidir y trabajar juntxs  en la tarea de la transformación social.

Coyuntura Ecuador

Por: José Agualsaca Guamán

Presidente Nacional de la FEI

El Gobierno del Presidente Lenin Moreno, quien hace tres años asumió su mandato, tenía que continuar con el legado del proceso progresista a fortalecer el Estado, aplicación de políticas sociales de derechos en marco de la Constitución del 2008.

Sin embargo el gobierno dio un giro de cogobernabilidad con los sectores de la banca, empresarios y los grandes medios de comunicación, las decisiones políticas que ha sido para favorecer a estos grupos económicos  y del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha reducido el tamaño del estado, reducción de presupuesto para las áreas sociales principalmente la salud, educación, y el sector agrario, a esto se suma el despido de miles de trabajadores de sector público y la pretensión de privatizar sectores de petróleo, empresas eléctricas, telecomunicaciones y el seguro social, entre otros, estas políticas vienen profundizando el aumento de la pobreza  de los ecuatorianos.

La pandemia Covid-19 en nuestro país se presenta en momentos difíciles, una reducción del recorte de 32% presupuesto para la salud durante tres años, lo que debilitó el sistema de salud público. En la actualidad ha colapsado la atención de  la salud, sus consecuencias ha sido de más de 10.000 mil personas fallecidas por el Covid-19. Además, la salud se ha convertido en un negocio de las grandes empresas farmacéuticas, de servicios y alimentación, donde los sectores pudientes han tenido oportunidad de atención de servicios médicos particulares y prevenir sus vidas. La otra  realidad es que los sectores populares han quedado en la indefensión, desnudando claramente la inequidad que vive nuestro país.

Con la promulgación de la Ley de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Covid-19 y Ley Orgánica para el Ordenamiento de la Finanzas Públicas por la Asamblea Nacional rompe el principio regulador del Estado la disputa entre empleadores y trabajadores, anula los principios básicos de la legislación laboral por la figura del “acuerdo” entre empleadores y trabajadores la fijación del salario y las horas de trabajo, se elimina las liquidaciones y reduce el aporte al seguro social. Las medidas del gobierno que reduce en un 25% el sueldo de los trabajadores del sector público, la reducción de la jornada de trabajo, son medidas que cargan todo el peso de la crisis económica a los trabajadores, dando cumplimiento a la Carta de Intención con el Fondo Monetario Internacional.

La situación de los campesinos, pequeños y medianos productores del agro es crítica. Cada día se quiebran las cadenas de distribución de productos. La falta de circulante del dólar en el campo ha producido una crisis económica por lo que los campesinos no pueden pagar las deudas de producción de la tierra. No existen incentivos de créditos preferenciales, e insumos para la producción desde el gobierno nacional.

Frente a esta realidad en mi calidad de Asambleísta, he presentado el Proyecto de Ley de Incentivos a la Asamblea Nacional para enfrentar los efectos de la pandemia COVID-19 que afectan a los productores agrícolas, familiares  pequeños y medianos productores campesinos, pescadores artesanales, y productores acuícolas de la economía popular solidaria.

Finalmente llamo a la unidad de todas las organizaciones y movimientos sociales y fuerzas progresistas, partidos de izquierda a reorganizar nuestras fuerzas para la resistencia y lucha contra el capitalismo neoliberal. 

¡Globalicemos la Solidaridad de los Pueblos!

La Agroecología un enfoque feminista clave en la lucha de las mujeres

La agroecología como un elemento clave para la consolidación de un enfoque feminista de la lucha de las mujeres del campo en América Latina y el Caribe

Por: Iridiani Seibert
Articulación Continental de Mujeres de la Cloc-Vía Campesina

La organización de las mujeres del campo en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC/La Vía Campesina) se fundamenta en la lucha por derechos, igualdad de participación política y reconocimiento de su rol en la producción de alimentos en la agricultura y en la reproducción y producción del modo de vida de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos en el campo en América Latina y el Caribe. Eso lo podemos ver en el rescate de la memoria de la reunión de mujeres desde el marco de la Campaña de 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular donde ellas constituyeran una comisión continental de mujeres para garantizar su participación y, sobretodo, garantizar que en la campaña quedaran plasmadas sus demandas políticas, así en el II Encuentro de la Campaña en Quetzaltenango (Guatemala) en el año de 1991 la comisión de mujeres planteó sus principales preocupaciones, que entre ellas destacase:

Reivindicaciones concretas a los gobernantes para alcanzar el real reconocimiento de la mujer y el respeto a sus derechos.

Trabajar por la plena participación social, política, económica y cultural de las mujeres en cada país, sobre la base de la igualdad y del reconocimiento de sus valores y experiencias (CLOC, 1997, s/p).

Un elemento clave en la lucha por reconocimiento de las mujeres del campo se dio en el seno de sus roles productivos, particularmente, en la valorización de su trabajo, ya que ellas son consideradas como meras “ayudantes” en el trabajo de producción, y a la vez, en el trabajo doméstico sus labores no son reconocidos como trabajo, sino como una ‘obligación” de naturaleza de su género femenino, esto es resultado de la división sexual del trabajo en el campo, producto del sistema capitalista y patriarcal. Así, es que desde la lucha por derechos que las mujeres identifican otras situaciones de opresión, discriminación y explotación a que están sometidas por el simple hecho de ser mujeres y que esta realidad no es circunstancial sino estructural de una sociedad construida sobre las bases del modelo capitalista, racista y patriarcal, por esta razón ellas defienden como carácter orientador de su organización y lucha la unidad entre “la perspectiva de género, clase y etnia, alineada a una mística latinoamericana que respete el pluralismo cultural como riqueza de nuestro pueblos.” (CLOC, 1997, s/p).

Para las mujeres del campo queda evidente que su lucha por el derecho a la tierra, a los territorios, al agua, a las semillas nativas y a todos los bienes de la naturaleza y por una agricultura campesina que va en contraposición al modelo depredador, explotador, deshumano del capitalismo en el campo, un modelo productivo destinado solamente a generar acúmulos económicos a las grandes empresas trasnacionales de la agro exportación va de la mano de la discriminación, exclusión y violencia racial y de género, y esa comprensión de la estructura de un sistema social a la cual están inmersas es eje central de la organización y lucha feminista de las mujeres de la CLOC. En base a esta definición política y acción de lucha permanente, las mujeres del campo son sujetas centrales en la defensa de una agricultura campesina basada en la agroecología y hacia la Soberanía Alimentaria que para la CLOC segundo Irene León es:

El conjunto de derechos de los pueblos a definir sus propias políticas de agricultura y alimentación, lo que contempla proteger y regular la producción agropecuaria y el comercio agrícola interior para el desarrollo sostenible, proteger el comercio doméstico en contra de las importaciones y limitar el dumping social y económico d productos en los mercados. Se materializa en el derecho a decidir cómo organizar la producción, que y como plantar, y como organizar la distribución y consumo de alimentos, priorizando productos locales y variedades criollas (2010, pp. 23-25).

A partir de esta concepción política y sobretodo de un principio y ética de vida y forma de ver el mundo que las mujeres de la CLOC siendo sujetas claves en la construcción de esta propuesta política de la Soberanía Alimentaria identifican la necesidad de dejar plasmado que:

La Soberanía Alimentaria está alineada con la justicia de género. Incorpora una agenda de reivindicación de la valoración de la función social histórica de las mujeres campesinas entorno al proceso creativo de la producción alimentaria pues se asume que el contribuirá al reconocimiento de su calidad de sujetas y ciudadanas, y una agenda de reparación en el ámbito de las relaciones sociales de genero dada la anulación del valor de la participación femenina desde la división patriarcal del trabajo (LEON, 2010, pp. 30-31).

Las mujeres de la CLOC desde una perspectiva feminista critica delimitan la importancia del reconocimiento del papel de las mujeres realizado cotidianamente en la resistencia al modelo depredador del capitalismo agrario, cuando ellas preservan y multiplican las semillas nativas, producen alimentos sanos, diversificados y sin agro tóxicos, realizan la crianza de los animales de razas locales, promoviendo la preservación de la biodiversidad local, la preservación y difusión de los conocimientos y saberes populares sobre las siembras, las culturas y la historia de los pueblos, cuando son las primeras en identificar la importancia de la agroecología como posibilidad real para el fortalecimiento del modo de vida campesino, indígena y de las comunidades negras. Para ellas:

La agroecología no es algo nuevo, las y los campesinos del mundo hemos hecho agroecología desde los inicios de la agricultura. La agroecología es el nombre moderno que hoy se le da a nuestra forma de hacer agricultura, de criar animales, de cazar, pescar, recolectar y convivir con los ecosistemas para garantizar nuestro bienestar y simultáneamente cuidar la madre tierra para todas las generaciones futuras. Es fruto de la sabiduría de los pueblos originarios que se fortalece hoy con el rescate de prácticas e innovaciones campesinas para asegurar la producción de abundantes alimentos saludables para nuestros pueblos. Este tipo de agricultura es el legado que nos han dejado los ancestros, la agroecología campesina y popular abreva y genera saberes locales, promueve identidad campesina e indígena y fortalece la economía local campesina promoviendo la justicia social. Es una propuesta política de los pueblos del campo ante el modelo alimentario industrial que ha generado una crisis económica, política, social y ambiental. No es únicamente una forma de producir ni un conjunto de técnicas, es un modo de vivir que se adapta a cada lugar, a cada territorio y a sus características sociales y ambientales únicas. Por lo mismo, debemos luchar por contrarrestar las tendencias corporativas mundiales y de mercantilización de la agroecología, que en aras de mantener el control de la agricultura y la alimentación sin dejar espacio a la agricultura campesina asumen un discurso agroecológico por capturar la narrativa de la sustentabilidad. (MONTECINOS, 2018, s/p).

A partir de esta comprensión podemos afirmar que la agroecología brinda una serie de posibilidades que aportan al proceso de construcción de la autonomía e emancipación de la mujer del campo, claro que eso solo tiene efecto concreto en la vida de las mujeres cuando aunado a la organización política y social de estas mujeres para igualmente brindarles autonomía política sin la cual el proceso de emancipación de la mujer no es completo y efectivo. Veamos algunas oportunidades que la agroecología ofrece al proceso de liberación de las mujeres del campo.

La Agroecología nos permite superar muchas de las dicotomías que hoy fortalecen la división sexual del trabajo en el campo y que inviabilizan el trabajo de las mujeres. En primer lugar, demuestra que no hay oposición entre cuidar la naturaleza, las semillas o las yerbas medicinales con el objetivo de producir; por el contrario, son cuidados que nos permiten reforzar, recuperar, mejorar y finalmente garantizar procesos productivos vigorosos y sustentables. La experiencia incluso muestra que podemos mejorar nuestras producciones al mismo tiempo que disminuimos el trabajo necesario.

También nos ayuda a superar la dicotomía entre distintos espacios productivos, porque todos los espacios y sus interacciones son los que hacen a una finca o un territorio más o menos productivo, resiliente y estable. Huerta, huerto, chacra, potrero, jardín, plantación, pradera, corral, bosque se interrelacionan, retroalimentan, vinculan a través del flujo de trabajo, nutrientes, energía, desechos, desbaratando la supuesta jerarquía entre ellos.

La agroecología no sólo necesita nuestros conocimientos, sino que nos permite fortalecerlos y proyectarlos hacia el conjunto de la sociedad, y deja sin sustento las pretensiones que nuestros saberes son inferiores o limitados. La agroecología permite corroborar el gran valor de la observación y el cuidado prolongados, cuidadosos de las mujeres. La agroecología es también el reconocimiento de las practicas que ellas y sus antepasadas, construyen histórica y socialmente, es el reconocimiento y valoración de sus conocimientos, de su vida y de sus comunidades y ellas entienden la agroecología como parte del proyecto de agricultura campesina que defienden y construyen en el cotidiano de sus vidas, de sus comunidades.

La agroecología como nosotras la definimos desconcentra y desenajena los mercados, acortando los circuitos comerciales y poniendo al centro la producción de alimentos, lo que hace posible nuestra participación en condiciones de igualdad y cooperación. Los circuitos cortos también nos liberan de la explotación de los intermediarios, permitiéndonos seguir nuestros propios tiempos y compensando nuestro trabajo de mejor manera.

Por medio de la agroecología las mujeres del campo resignifican su cotidiano a partir del momento en que pasan a ser referencias en la construcción de este paradigma agroalimentario, por ejemplo, al salir de la casa para hablar del trabajo que realizan, al recibir visitantes en su casa para enseñarles sus conocimiento, el trabajo realizado por ellas, al volverse responsables de la gestión de los recursos financieros generados a partir de su trabajo de producción, lo que les genera autonomía económica y eso genera también cambio en las relaciones sociales dentro de la familia campesina, donde el trabajo de la mujer pasa a ser valorado y su participación en las decisiones sobre la unidad productiva pasan a estar en pie de igualdad con los demás miembros de la familia. 

Es en la lucha por igualdad de derechos, por su emancipación, por el fin de la violencia practicada hacia las mujeres y contra el agro negocio y en la construcción de la Agroecología y de la Soberanía Alimentaria que las mujeres del campo organizadas, se descubren feministas. Y es a partir de esta experiencia práctica de la necesidad de lucha de las mujeres del campo, que nace el Feminismo Campesino y Popular, que nada más es que:

Una estrategia política para la emancipación y liberación de las mujeres frente a las desigualdades sociales, económicas y policías que el capitalismo, el patriarcado y el racismo las somete histórica y socialmente. Es una formulación política e histórica de las mujeres del campo a partir de los procesos políticos organizativos, de formación política y de luchas concretas que cambian la vida social, económica y política de la clase trabajadora y en particular de las mujeres, elementos que determinan la praxis, práctica cotidiana, de la vida de las mujeres del campo. Praxis que buscamos nombrar con el Feminismo Campesino Popular. No inventamos algo nuevo, sino que reafirmamos nuestro caminar y nuestro accionar social e histórico desde nuestra realidad de vida y trabajo y la construcción de la nueva sociedad (CLOC, 2019, pp. 11-12).

A pesar de las múltiples contribuciones de la agroecología a la promoción de la autonomía de las mujeres, identifica-se la necesidad de una mayor aproximación de la agroecología al feminismo, pues comprendemos la Agroecología como movimiento y practica social, que nace de las luchas sociales de los campesinos, indígenas, comunidades negras organizados, que cuestiona las injusticias y desigualdades sociales, como el acaparamiento de la tierra, el saqueo de nuestros territorios, la privatización del agua y de la biodiversidad. De tal manera, que la agroecología no puede negarse a reconocer y discutir las desigualdades a las que están sometidas las mujeres del campo, teniendo en cuenta que estas son importantes sujetos de la lucha agroecológica en su construcción cotidiana, practica, política y teórica. No puede haber agroecología sin la participación protagónica de las mujeres, sin el reconocimiento de su valor y sin que esta tome como uno de sus principios el enfrentamiento a las desigualdades y opresiones que afectan a la vida de las mujeres. No puede haber Agroecología si en el mismo espacio conviven relaciones desiguales de poder, relaciones de violencia y de discriminación hacia la mujer o a cualquier otro ser humano o de la naturaleza

Entendemos que la relación entre agroecología y el feminismo campesino y popular es una construcción dialéctica que se retroalimenta en la práctica cotidiana, y que necesita ser fortalecida y profundizada de igual manera, y esa es tarea de todas y todos en nuestras organizaciones populares del campo de América Latina.

08 de marzo del 2020: Las mujeres de la CLOC/LVC seguimos en pie de lucha por una Agroecología con enfoque feminista en el continente

Estas son las razones por las que cada 08 de marzo las mujeres del campo nos movilizamos en cada uno de nuestros países por el día internacional de las mujeres con la vocación y el sentido de seguir resistiendo y luchando por la vida, desde la producción campesina garantizando la soberanía alimentaria. En este 2020 desde la Articulación de Mujeres de la CLOC-LVC nos sumamos al llamado realizado del 25 al 30 de noviembre de 2019 por la Vía Campesina internacional de Lucha por la Eliminación de la violencia contra las Mujeres y por sociedades conscientes y libres, sin exploración de los seres humanos y de la naturaleza. A la vez que denunciamos al sistema capitalista, patriarcal, racista y colonizador, que explota, oprime y atenta en contra de la vida de las mujeres y de la humanidad.

Las marchas, foros, conferencias de prensa, ferias, acciones de denuncia y plantones marcaron la pauta este año en diferentes países donde las mujeres del campo nos pronunciamos contra todas las formas de opresión y discriminación que se viven a diario por las mujeres a nivel general y en particular por las mujeres que habitan el medio rural, a la vez que estas acciones permitieron visibilizar nuestras luchas por el derecho a la tierra, el territorio, el agua, las semillas y por una verdadera soberania alimentaria, afianzando así el feminismo campesino y popular y nuestra apuesta por transformar las desigualdades sociales en el campo.

Marcaron nuestras acciones la denuncia en contra del modelo depredador del capitalismo en el campo y para todos los trabajadores/as, las políticas ultra neoliberales de los gobiernos de extrema derecha que se han instalado en muchos países del continente como la acción de las mujeres Sin Tierra en Brasil en la ocupación del Ministerio de Agricultura, sumándonos a la histórica movilización de millones de mujeres en las calles de Chile por el fin de la violencia patriarcal respaldada por los Estado, a las inúmeras movilizaciones por los derechos sociales, políticos, sexuales y reproductivos de las mujeres en Argentina, Ecuador, El Salvador, Perú, Paraguay y República Dominicana.

La denuncia de la persecución y asesinato a las lideresas sociales que lucha por sus territoritos y por los derechos de sus pueblos, como el caso de los 04 años del asesinato de la lideresa campesina Berta Cáceres en Honduras y el segundo año del asesinato de la concejala Marielle Franco de Brasil, hasta hoy sin respuestas y puniciones a los culpables y mandatarios de este crimen. Exigimos justicia por ellas y tantas otras mujeres luchadoras. No más criminalización. Si al derecho de luchar.

Muchas fueron las actividades realizadas por las mujeres en el continente en el sentido de fortalecer y diseminar la comprensión de la propuesta de un Feminismo Campesino y Popular como una estrategia que parpase todas las demás propuestas políticas del movimiento del campo de América Latina y el Caribe desde un enfoque feminista trasversal y profundo, como lo son la Agroecología, la Soberanía Alimentaria, la Reforma Agraria Popular e Integral, la Carta de los Derechos de los/as Campesinos/as y demás luchas en el campo. Para eso se realizó en Honduras el Encuentro Centroamericano de Feminismo Campesino y Popular y otros foros, seminarios, talleres, encuentros y escuelas que trataron este tema em Argentina, Brasil, Cuba y otros países. Y en este sentido la formación política para mujeres también estuvo presente en este 08 de marzo con la Escuela Margarita Murillo en Honduras y la Escuela Semillas de Esperanza en Brasil.

Muchas mujeres salieron a celebrar sus logros y a defender sus procesos de cambio social y revolucionarios como las mujeres cubanas, las mujeres venezolanas y nicaragüenses frente a los ataques y bloqueos incesantes del imperio estadunidense estas mujeres junto a sus pueblos siguen resistiendo y enseñándonos con sus acciones de solidaridad y humanismo.

Hubieron también acciones que permiten sembrar esperanzas de que un mundo nuevo puede construirse para mujeres y hombres, con la defensa de La Madre Tierra, de las Semillas, de la producción de alimentos sanos que generan salud y vida para la naturaleza y para las personas para enfrentar tiempos complejos de Pandemia mundial que nos avasallan vidas humanas diariamente en todo el mundo y que llega a nuestro continente. Tiempos que nos asustan, pero a la vez dejan más una vez clara la falencia y el fracaso del sistema capitalista y sus formas de producción globalizada, de un sistema agroalimentario globalizado y depredador, que lleva la marca de la destrucción ecológica y social de los campos. Así que queda más evidente que nuestra propuesta de una agroecología campesina, de producción y distribución de circuitos cortos se hacen fundamentales para enfrentar las diversas crisis que el sistema capitalista ha creado y seguirá creando si no lo frenamos lo más pronto posible. Un cambio profundo de paradigma productivo, social y humano se hace mas necesario que nunca.

 

Ni la tierra ni las mujeres somos territorio de conquista!!!

 

Sin feminismo

No hay Agroecología!!!

 

Con feminismo

Construimos Socialismo!!!

 

Referencias bibliográficas:

CLOC, Nosotras mujeres construyendo caminos de esperanza avanzamos en el campo de América Latina y el Caribe, [Memoria de la I Asamblea de Mujeres de la CLOC realizado por Gilma Benitez], 1997.

CLOC, VII Congreso Continental CLOC-LVC, [cuaderno de documentos preparatorios al VII Congreso], La Habana, Cuba, 2019.

CLOC, Región Caribe demanda garantía en el derecho de la mujer, Disponible en: http://www.cloc-viacampesina.net/noticias/region-caribe-demanda-garantia-en-los-derechos-de-la-mujer. Acceso en: 26 de marzo del 2020.

LEON, Irene, Soberanía Alimentaria: aproximaciones a un debate sobre alternativas de desarrollo y derechos de las mujeres, [Documento elaborado para el Cuaderno de debates de la Escuela de Mujeres del Cono Sur], 2010.

MONTECINOS, Camila, Feminismo y agroecología, [Documento elaborado para el I Encuentro Global de las Escuelas de formación en Agroecología], La Habana, Cuba, 2018.

 

El feminismo de las mujeres de la cloc

Francisca Rodriguez

¿Podemos hablar en estos tiempos de pandemia sobre la experiencia del proceso político de construcción de una concepción feminista, campesina y popular que las mujeres del campo de la CLOC-VC hemos venidos elaborando y que se ha ido haciendo teoría y práctica en nuestra accionar?   Por cierto que si,  y es además indispensable.

 La actual situación que  vivimos y estamos sufriendo los pueblos  y en particular las mujeres ante  esta pandemia que azota al mundo, no es producto de la casualidad ni  es un fenómeno de la naturaleza, como tampoco acontece en un momento cualquiera. La situación de fragilidad, abandono e incertidumbre que estamos sufriendo la inmensa mayoría es, sin duda, producto de las inequidades, abusos y codicia de una minoría, y contra las cuales irrumpían en el mundo luchas y rebeliones por doquier. Hoy debemos asumir el encierro o evitar las grandes multitudes para proteger a los más débiles, pero está claro que nada   nos detendrá, este es un escollo mas en el camino que enfrentaremos con mucha convicción las y los luchadores.

 

 Vamos por el camino correcto, son tiempos de reflexiones profundas y de desplegar nuestra capacidad e iniciativas y reinventarnos ante cada situación, y no permitir que el encierro y el que hacer que implica la prevención nos desanime. La lucha continúa,  el enemigo anda suelto e incesante en su acción depredadora,  que acaba con más vidas que las que puede cobrar este virus.

 

Durante esta década las mujeres organizadas en la CLOC-VC fuimos capaces de romper mitos y concepciones machistas y culturales muy arraigadas, especialmente en nuestro campo y desde nuestras convicciones, identidades y principios, vamos elaborando una propuesta política sustentada en las luchas y principios históricos del feminismo por la igualdad y los derechos las mujeres. Luchamos porque se haga  justicia a la marginación,  discriminación y  racismo  que ha golpeado más fuertemente a las campesinas, las indígenas y a las negras, entendiendo que esta es tal vez la propuesta más osada de las mujeres del campo  y que el mayor desafío recae en nosotras.

 

Con mucha convicción y mucha fuerza hemos hecho visible nuestro histórico papel en la producción de alimentos y en el cuidado de la biodiversidad, pero también nuestra aguerrida intervención en las grandes luchas y batallas que se han dado por la liberación de nuestros pueblos, en la defensa de los territorios, en la construcción de los movimientos sociales y por nuestros derechos. En el trascurso de esta década hemos avanzado enormemente en que nuestras compañeras y compañeros vallan asimilen y valoren nuestras propuestas y definiciones, que no se apartan de la lucha global de los pueblos del campo.

 

También hemos logrado que se reconozca el papel fundamental que hemos jugado en consolidar un movimiento campesino a nivel internacional como La Vía Campesina y en nuestro continente la Coordinadora Latina-Americana de Organizaciones del Campo CLOC, y que además somos garantes de los sistemas y culturas alimentarias en nuestro país, base primordial de la Soberanía Alimentaria. En general, hemos logrado se vaya reconociendo el valor que esto implica para la sobrevivencia de la humanidad, tal como lo sustenta la Declaración Universal de los Derechos de las y los Campesinos de las Naciones Unidas y las bases del Decenio para la Agricultura familiar Campesina e Indígena.

 

Hemos recorrido  una  década en que  las mujeres del campo, las dirigentas y  lideresas  hemos ido desarrollando una serie de debates,  estudios e investigaciones que le dan sustento a nuestra construcción feminista, política y  teórica,  inserta en una práctica  de lucha de clase y revolucionaria,  que le da sentido a nuestra forma de ser,  pensar y al actuar. Luchamos en todos los planos, desde las acciones cotidianas y el que hacer organizacional, hasta la lucha nacional y continental contra el capitalismo, el racismo, el colonialismo y el patriarcado, por nuestros derechos, por la tierra, por la Soberanía alimentaria.

Por erradicar toda forma de violencia y en especial la violencia hacia las mujeres, por un reconocimiento y valorización de nuestra participación activa y esencial en el desarrollo de las agroculturas en el mundo, así como por reformas agrarias integrales populares e igualitarias con derechos plenos de las mujeres a la tierra. Igualmente luchamos por lograr avanzar hacia una sociedad socialista donde la opresión, la violencia y la discriminación no existan, donde la injusticia de clase y género sean cosas del pasado. La sociedad socialista que anhelamos construir esta basada en los valores y principios que desde el Feminismo Campesino y Popular hemos venido afirmado.

Esta no es una batalla ganada,  no es un proceso acabado. Desde nuestra identidad territorial de pueblos diversos y comunidades donde la cultura emerge de nuestra relación con la tierra y la naturaleza y de lo que ella nos otorga, se ha ido a través de la historia moldeando una forma de vivir y de trabajar la tierra, de producir y elaborar los alimentos.

 En ello, nuestro papel, que ha sido protagónico, por siglos fue invisibilizado, no es casual que actualmente desde los diversos gobiernos e instituciones públicas y privadas estén promoviendo programas y otorgando, insuficientes, recursos para acortar la brecha de desigualdad entre las políticas y programa para nuestros pares campesinos, programas que poco contribuyen al desarrollo y fortalecimiento de nuestra condición de mujeres campesina y para fortalecer nuestra agricultura y los sistemas alimentarios y nos van poniendo títulos rimbombantes (microempresaria, emprendedora, competitiva, etc.) que de una u otra forma pretenden frenar nuestro avance político despojarnos de nuestra identidad de mujeres campesinas ligadas al trabajo de la tierra. 

Nos estimula el avance de las luchas feminista en el mundo nos enorgullece de la audacia de las mujeres jóvenes, pero también es importante no perdernos del camino que tantas valiosas e importante mujeres fueron haciendo. Nuestros estudios por rescatar las experiencias y el pensamiento de las mujeres Marxistas de ayer, capaces de instalar el 8 de marzo como el día internacional de la mujer  y que lo hemos convertido en un día de resistencia al patriarcado y a los gobiernos títeres del sistema capitalista,  de lucha por nuestros derechos y los derechos de la madre tierra.

 El Feminismo Campesino y Popular, su base teórica, emana desde las conciencias florecientes de las mujeres del campo, no sin diferencias. Recoger y trata de interpretar toda la diversidad que habita en los territorios, este es uno de nuestros grandes desafíos. Seguimos avanzando desde las experiencias de confrontación y lucha de tantos años en América Latina y el Caribe contra el Capitalismo colonialista, que ha saqueado nuestras tierras, territorios y riquezas naturales, que diezmó a los pueblos indígenas y esclavizó a los pueblos negros.

En esta resistencia las mujeres siempre estuvieron, sus ejemplos e ideas y elaboración teórica, han sido fundamentales para avanzar y no perdernos. Por eso, en este proceso y elaboración de la propuesta feminista de las mujeres del campo, sus legados experiencias y sabiduría son nuestra fuente de inspiración y ellas estarán siempre presente, son parte de nuestras místicas, “las luchadoras de ayer” están en nuestra construcción del Feminismo Campesino y Popular.

Con Feminismo Construiremos Socialismo.

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colombia

Colombia: Entre el Mal Gobierno y la Narcopolítica

Por Eberto Díaz, miembro del Comité Ejecutivo de Fensuagro

Alguna vez, me preguntó un periodista: ¿Qué es lo que pasa en Colombia?; sin saber que responderle, le dije lo mismo de siempre! Si, lo mismo de siempre: asesinatos de dirigentes, narcotráfico, guerra permanente, pobreza, mentiras, desinformación, fraudes electorales, corrupción, narcopolítica, privatizaciones, neoliberalismo, resistencia social, protestas, paros, etc. Y es que para entender que es lo que pasa en Colombia hay que mirar por el retrovisor, buscando el pasado, sin perder de vista el presente.

Efectivamente Colombia sigue siendo la “República Bananera” de 1.800 del siglo pasado, solo que ahora podríamos decir para cambiar la simbología, llamarla “Republica Vasalla”; que mejor expresión peyorativa que esa, un país sometido incondicionalmente a las imposiciones del imperialismo norteamericano. Hace pocas semanas que el presidente Duque se reunió con Mike Pompeo y luego con Donald Trump.

Trump fue más directo con su vasallo ante el crecimiento de los cultivos de uso ilícitos, específicamente los cultivos de plantas de coca; que ya sobre pasan las 200 mil hectáreas en el territorio colombiano; el soberano estadounidense le restregó en la cara al presidente Duque y a los gobiernos vecinos “que no hacen nada por nosotros” refiriéndose a la situación del narcotráfico en la región, al final la receta para Colombia dictaminada por Trump, es el reinicio de las fumigaciones para “erradicar” los cultivos ilegales, que según el presidente norteamericano han crecido con gran rapidez durante el mandato de Duque.

Colombia no sale de los escándalos, a la yidis política, le salió la Aida política; las confesiones de la excongresista, captura en la hermana República Bolivariana de Venezuela por los cuerpos de seguridad de ese país, ponen al descubierto las verdaderas mafias y clanes que desangran la nación colombiana.

Las contrataciones entre el estado y los grupos familiares que gobiernan y que han gobernado históricamente este pedazo de país, por ende, la corrupción que no es ni nueva ni novedosa, pero que salpica todas las estructuras del estado y sus gobernantes. Los Garlen, una especie del cacicazgo regional del norte de Colombia, que reconocen que la compra de votos siempre ha existido en todos los procesos electorales del país del sagrado corazón, que junto con la familia Chad se ven involucrados en las declaraciones de la exsenadora. Como si fuera poco, se destapa la ñeñe política que deja ver las relaciones entre José Guillermo Hernández “alias Nene Hernández” quien fue un empresario ganadero, vinculado al narcotráfico y lavado de activos; con relaciones políticas de alta dimensión al interior del gobierno Duque y las fuerzas militares.

El gobierno que se compromete con los EEUU a fumigar los territorios sembrados en plantíos de coca, es el mismo que mantuvo a través de su presidente y otros funcionarios civiles y militares relaciones íntimas con un delincuente narcotraficante y testaferro; con ello y todo, valga decir que para colmo de males con un fiscal general de bolsillo que no garantiza la más mínima neutralidad, todo estará sin mayores investigaciones y bajo control del gobierno de unidad nacional, por el respaldo que recibió duque de todos los partidos de la derecha colombiana.

En medio del panorama nacional, que como vemos, es bastante complejo y desesperanzador, se conoce el informe de la oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos que da cuenta de la alarmante criminalización contra los líderes sociales. Según la entidad de las naciones unidas en Colombia hace una radiografía de como las violaciones crecieron en 2019, incluyendo masacres, que suman un total de 36 según la oficina de la ONU. En el 2019 se pudo establecer según la misma oficina un total de 108 asesinatos contra defensores de los DDHH, un 50% más que en el 2018.

El Gobierno de Duque en vez de mostrar su preocupación y respaldar al organismo multilateral de la ONU para poder avanzar en el esclarecimiento de los crímenes en mención, lo que hizo fue rechazar dicho informe y cuestionar la permanencia de la oficina de la Alta Comisionada en Colombia. Vale la pena resaltar que, desde el paro agrario del 2013, ya son cerca de los 800 miembros de las organizaciones sociales asesinados, al mismo tiempo más de un centenar de excombatientes de las antiguas guerrillas de las FARC acribillados por agentes del sicariato en el territorio nacional.

Esta situación de violaciones a los derechos humanos no es casual, hace parte en realidad de la política de la llamada doctrina de seguridad nacional; hoy conocida en todo el mundo como la política de lucha contra el terrorismo; situación que pone en el banquillo a los líderes y lideresas que luchan contra las políticas neoliberales que están llevando una mayor pauperización a vastos sectores sociales y de trabajadores.

Ante este drama de violencia algunos funcionarios del estado de alto nivel, han tenido el descaro de lanzar opiniones falaces como la de la Ministra del Interior Alicia Arango quien asegura que “mueren más personas por robos de celulares, que por ser líderes sociales” o como la del Ex Ministro de Defensa Guillermo Botero, quien aseguraba que “a los líderes sociales los matan por problemas de falda”; negando de ese modo la verdadera causa de los asesinatos y el poco interés del gobierno para esclarecer los autores intelectuales y materiales de los mismo, que de seguro la mayoría de ellos hacen parte del establecimiento y de grupos paramilitares con modernas formas operandi diseminados por más de medio país.

La implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana siguen en el limbo ante la indecisión del actual gobierno de materializar las reformas en dichas negociaciones  para dar salida a la crisis social, económica y política que enfrenta la nación colombiana; una de ellas la reforma rural integral, hoy en congelación indefinida por el ejecutivo y legislativo que la ven como inviable ante la presión de latifundistas y terratenientes para que este tema de crucial importancia para consolidar los acuerdos de paz se abran al escenario de la discusión nacional.

De otra parte, los ataques a la JEP desde todos los frentes que ha abierto la extrema derecha para tratar de desmontar este modelo de justicia transicional que conduzca al esclarecimiento y castigo a los principales agenciadores de la guerra y crímenes contra la población colombiana.

Pareciese que lo que está al orden del día en la agenda gubernamental no es propiamente hacer realidad los anhelos de las mayorías colombianas a vivir en paz y con justicia social, sino más bien profundizar las políticas de flexibilización laboral, trabajo por horas, salario regional, reforma pensional que incrementara la edad de jubilación, y reforma laboral que significara mayor tercerización.

Se trata en general de la implementación del paquetazo neoliberal agenciado desde el Fondo Monetario Internacional – FMI, el Banco Mundial – BM, el Banco Interamericano de Desarrollo – BID y últimamente por la organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE; que han sido causal de grandes movilizaciones en varios países de América Latina y del Caribe y en particular Colombia.

De otra parte, el pasado primero de enero se posesionaron los nuevos mandatarios municipales y departamentales (Alcaldes Gobernadores), la mayoría de ellos pertenecientes a la vieja dinastía política, que de seguro seguirán anclados al pasado, ignorando la realidad del presente y los retos que se requieren superar para erradicar de tajo viejos vicios; como la corrupción, el clientelismo y el mal gobierno.

 Es necesario encontrar nuevas reglas democráticas que garanticen una mayor participación de la ciudadanía en los asuntos que les compete, no dejar todo en manos de la burocracia gubernamental. Hacer funcional mecanismo como la revocatoria del mandato, la iniciativa popular, las audiencias públicas, la constituyente popular, entre otros mecanismos serian claves como engendro de un nuevo poder popular que debe echar las bases de la verdadera democracia social.

Finalmente, la respuesta del movimiento social colombiano a las medidas anunciadas desde el ejecutivo en materia económica y política que afectaran negativamente a la mayoría de la población, como también ante los escándalos de un gobierno que cada vez es más proclive a los intereses imperialistas, que se presta para que sea violada la soberanía nacional y servir de punta de lanza para agredir al hermano pueblo de Venezuela, que apoya el bloqueo económico contra Cuba y Nicaragua, ha sido el llamado a paro nacional, que como nunca antes el 21 de noviembre de 2019 se dio en todo el territorio nacional.

El llamado a la unidad y la lucha callejera ha estado al orden día, las marchas movilizaciones, encuentros sectoriales, en general el llamado a la paz, a la implementación de los Acuerdos de Paz de la Habana, retomar el diálogo y negociación con el ELN, el EPL y las llamadas disidencias de las FARC-EP nueva Marquetalia. El movimiento campesino también ha estado en actividad en defensa de la vida, la paz, contra el despojo; en defensa de los parques nacionales con gente, la lucha por el derecho al agua, por la no entre de los páramos a las transnacionales de la minería, por una ley que garantice los Derechos campesinos, entre otros.

Es de anotar que la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo CLOC – LVC Colombia viene preparando su IV Misión Internacional de seguimiento a la implementación de los Acuerdos de Paz y los derechos humanos en Colombia.

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Chile: Malestar Social y Lucha de Clases

Viviana Catrileo

Vice Presidenta ANAMURI

La convulsión social y política que atraviesa a nuestro país es sin duda una manifestación natural frente al desequilibrio y distancia del Estado en relación a las políticas y garantías de Derechos para el pueblo cada vez más oprimido y empobrecido hoy bajo un gobierno empresarial.

Chile tiene un antes y después del 18 de octubre desde hace menos de un año de las movilizaciones sociales, momento denominado estallido social bajo la consigna “Chile Despertó” y el despertar se ha hecho sentir en las calles de todas las ciudades del país mediante distintas expresiones de la movilización social que busca cambiar las reglas del juego en la política, en función de recuperar y fortalecer las distintas áreas de bienestar social como educación, salud, vivienda.

Las desigualdades sociales agudizadas a partir de la dictadura militar se manifiestan mediante la Constitución política que en la década del 80 incuba el sistema económico neoliberal como un experimento al encargo de los “Chicago Boys”, economistas de la dictadura formados en el imperio norteamericano. Sin embargo, la vuelta o la transición a la democracia a partir del 90 pese a las reformas a la Constitución no cambió la esencia de ésta, manteniendo las políticas de libre mercado que solo favorecen a las elites dominantes y las empresas trasnacionales.

El despertar de la consciencia social y política, es hoy sin lugar a dudas la mayor amenaza al orden establecido que se esmera en mantener los privilegios mediante leyes en el parlamento que defienden con la fuerza policial y la violencia sistemática contra la movilización social que exige derechos, justicia y dignidad mediante la actualización y democratización de las Leyes que rigen la sociedad. Hacia una nueva Constitución que además deba ser representativa de la diversidad de pueblos originarios existentes en el territorio nacional, así como de la equidad de género.

Malestar social y lucha de clases es lo evidente en cuanto las diferencias sociales se continúan acrecentando y los problemas sociales no tienen solución en un gobierno incapaz de interpretar las exigencias de la movilización que de manera generalizada quiere ser oída pero el gobierno también sordo y ciego frente a una realidad que hoy se dibuja por las calles y tiene millones de rostros exigiendo dignidad.

Los campesinos y pueblos originarios desde las organizaciones de la CLOC – LVC en Chile junto a más organizaciones de carácter nacional y local en los territorios y comunidades, tenemos clara nuestra posición política y aportamos contenido a la lucha social en la que nos nutrimos de la politización que hoy vive la sociedad chilena, de la fuerza y la rebeldía de la juventud y las mujeres frente a todo lo que significa la opresión del Estado, el capitalismo y el patriarcado tanto en la ciudad como en el campo.

La economía neoliberal instalada en la Constitución ha golpeado con mucha fuerza al sector campesino y la producción de alimentos, reemplazando las tierras por monocultivos junto a empresas extractivas a gran escala que además de asentar su economía en territorios agrícolas en disputa y reivindicación histórica del pueblo mapuche al sur, así como al centro y norte del país con pueblos originarios que luchan por seguir existiendo en sus lugares de origen, de relación identitaria y espiritual ligada a los territorios.

El agua, vital elemento garantía de vida en los territorios es cada vez más un privilegio de los grandes agricultores y empresarios de monocultivos y empresas extractivas que son elemento depredador de los territorios y que hoy son responsables de la sequía mortal que atraviesa el país conforme avanzan las empresas y la privatización de las aguas. El agua también dejó de ser un bien común y un derecho en el período de la dictadura militar.

Así como el agua la consigna que desde el territorio ancestral mapuche ha acompañado las distintas movilizaciones es que “las tierras y las aguas robadas serán recuperadas” y  pese a toda la militarización que han sufrido muchas comunidades mapuche en el marco de la lucha por la tierra para la soberanía alimentaria y el buen vivir éstas consignas o la solidaridad con esta lucha nunca fue tan fuerte y tan visibilizada como hasta ahora en el contexto del estallido social y es el espíritu de solidaridad que conecta en la totalidad del despertar en el que hay un objetivo claro y estratégico para cambiar el orden de las cosas.

El Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, marcó el inicio de este año 2020 con la fuerza y convicción de millones de mujeres del campo y la ciudad que en todo el país elevan consignas de repudio al actual gobierno y su nefasta gestión, responsable de la crisis social y política que desborda todas las posibilidades de un mal gobierno que a voces de las multitudes movilizadas debiera renunciar.

Hoy a más de 4 meses del estallido social, a más de 40 asesinados y más de 400 masacrados oculares el recuento es muy doloroso porque este gobierno de Piñera que declaró estar en un país en guerra ha permitido que la policía haga abuso sistemático de la fuerza para reprimir, violar, torturar, masacrar y asesinar a los hijos e hijas del pueblo chileno trabajador que ha salido a manifestarse por sus derechos a la vida digna y en ruta al plebiscito en abril o cuando se pueda desarrollar sin que signifique riesgo de contagio del coronavirus. Este plebiscito será el que defina si el pueblo chileno quiere o no una nueva Constitución.

En medio de la lucha, el poder y su supremacía mediática siembra el terror frente a lo que significa la pandemia del coronavirus en nuestro país, lo que ha obligado a tomar medidas de cuidado por parte del movimiento social para regresar sanos y fuertes a seguir luchando por conquistar derechos.

El plebiscito como una aspiración de las grandes mayorías que sí quiere cambiar la Constitución no está en discusión en estos días que la pandemia pareciera ponernos en jaque, como una nueva jugada del capitalismo y este gobierno desesperado que ha encontrado un distractor perfecto para atemorizar, desmovilizar, ganar tiempo y dinero con las farmacias y los supermercados. Sin embargo, ya ha perdido terreno en la consciencia de un pueblo dispuesto a salir y volver a las calles hasta vencer, por los caídxs, por torturadxs, por los presos y presas políticas de todos los tiempos por luchar. Hasta que la dignidad se haga costumbre.